Necropolítica

Necropolítica

Achille Mbembe

La obra Necropolítica del filósofo camerunés Achille Mbembe constituye una reflexión crítica y profunda sobre las formas contemporáneas en que el poder se ejerce no solo para administrar la vida, sino también para decidir quién puede vivir y quién debe morir. Esta perspectiva parte del concepto foucaultiano de biopolítica, que se refiere al control y regulación de las poblaciones, pero lo trasciende al destacar cómo en muchas situaciones el poder soberano se manifiesta en la capacidad de imponer la muerte, o lo que Mbembe denomina necropolítica.

Mbembe plantea que la necropolítica es el arte o la política del poder que determina la exposición sistemática de ciertos cuerpos y comunidades a la muerte y a la violencia extrema. A diferencia de la biopolítica, que se enfoca en la gestión de la vida y la salud de las poblaciones, la necropolítica pone en primer plano la capacidad del Estado, y en general de los sistemas de poder, para transformar a ciertas personas en "vidas desechables". Esta forma de gobernar a través de la muerte puede observarse en diversas realidades históricas y actuales, tales como los regímenes coloniales, los conflictos armados, las guerras civiles, las políticas migratorias restrictivas, y la militarización de ciertas zonas. Uno de los aportes más significativos del texto es la crítica a la historia colonial y sus secuelas. Mbembe analiza cómo durante la colonización los cuerpos de los pueblos colonizados fueron objetivados como mercancías sin derechos, expuestos a la violencia y la muerte de manera sistemática. Este legado de muerte estructural se mantiene en la actualidad, principalmente en la forma en que los Estados y otras instituciones tratan a grupos racializados, migrantes y marginados, a quienes se les niega protección, justicia y reconocimiento pleno de su humanidad. En este sentido, la necropolítica es inseparable del racismo estructural y la exclusión social.

Desde la perspectiva de la Psicología, el concepto de necropolítica es fundamental para comprender las consecuencias del poder violento en la subjetividad y la salud mental de las personas. La exposición constante a la violencia, la discriminación y la precariedad genera efectos traumáticos profundos que afectan la identidad, la percepción de seguridad y la construcción del sentido de vida. Las personas sometidas a estas formas de poder pueden experimentar despersonalización, ansiedad extrema, estrés postraumático y una sensación de invisibilidad social que impacta tanto en su bienestar individual como colectivo.

Además, la necropolítica no solo se ejerce mediante la violencia física directa, sino también a través de mecanismos que generan el abandono y la exclusión, como la privación de recursos, el desplazamiento forzado o la criminalización de ciertos grupos. Estos procesos invisibilizan y normalizan la muerte en contextos sociales, contribuyendo a la perpetuación de desigualdades y sufrimientos prolongados. Mbembe también señala que la necropolítica se refleja en la militarización de las fronteras y en el uso del Estado de excepción, donde el derecho y la legalidad se suspenden para permitir el ejercicio arbitrario del poder sobre determinados cuerpos. Esto genera zonas donde la vida humana se vuelve prescindible, reforzando la idea de que la soberanía moderna no solo consiste en gobernar la vida, sino en administrar la muerte.

En conclusión, Necropolítica ofrece una herramienta conceptual esencial para entender cómo la política del poder en el siglo XXI no solo controla la vida, sino que también decide sobre la muerte, en especial de quienes son considerados "otros" o no ciudadanos plenos. Para quienes estudiamos Psicología, esta obra nos invita a mirar más allá del individuo y sus procesos internos, hacia las estructuras sociales y políticas que configuran contextos de violencia y exclusión, afectando profundamente la salud mental y emocional de las personas. En el libro abre el camino para una reflexión crítica sobre cómo el poder puede ser enfrentado desde la intervención psicológica, considerando los vínculos entre la opresión estructural y el sufrimiento subjetivo, y subraya la urgencia de construir espacios de reconocimiento y dignidad para quienes han sido históricamente relegados a la necropolítica.

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